Y ahora solo pienso y veo formas en las manchas del techo, me siento diminuta, después de haber sido gigante, ya no puedo alcanzar las estrellas, el cielo se ha nublado y las nubes me tapan la luna. Ahora solo espero la lluvia, la lluvia y el canto de aquella ave nocturna que avisa que la tormenta ya pasó.
Y a veces tengo esos días de papel, en los que no sé qué está al derecho y qué al revés. En los que solo puedo pensar en lo mismo una y otra vez. Aquellos que quisiera envolver, tirar y luego recoger. Esos que desde temprano te llenan de estrés, y luego te retuercen y te doblan en diez. Hoy fue un día de papel, en el que pude aprender y también me enojé, en el que trabajé, pero también disfruté. En el que ame, el que arrugué y luego tiré, el que levanté, desenvolví, leí y sonreí.
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